Impredecible
Por Juan Pablo Picazo
Amanece:
duermes como si el mundo
fuese un infinito
pan de azúcar.
Eres una promesa,
igual que el arco iris,
mis manos hacen su labor
crédulas,
como si darte buenos caminos,
razón y sapiencia,
fuesen coser y cantar.
Respiras
y haces de tu espacio
el centro del universo
donde cabe
cada fragmento vivido
y cada búsqueda que no ha terminado.
Tu silencio se quiebra
en astillas de llanto
que exigen
un nuevo biberón,
la contemplación
han pasado.
Que contemplación tan amorosa. Satisfacer la exigencia también es amor.
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