Insomne olvido
Por Juan Pablo Picazo
Mundo insomne
pero productivo,
recrimina
mis cuatro horas
de sueño cotidiano.
Las voces dicen:
No lujo,
lujuria es dormir.
Cada inmersión
cuerpo dentro,
huyo:
hay otro universo
donde mis letras
han sembrado
nueva geografía,
soles nacientes
y cuerpos
que aman y duermen
sin culpas.
Ahí me allego
para expiar las infamias
de este mundo
de demonios
tocados con aureolas
en que he devenido
como un habitante
y potencial,
innecesario olvido.
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Cierto, Juan Pablo. Describes con acierto la terrible realidad de ser sensible en un mundo de depredación total.
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Me gusta el poema y te aclaro que mi “lujuria” al menos alcanza las seis o siete horas; con sólo cuatro, menos soportaría los horrores del mundo ni disfrutaría de sus bellezas (que por fortuna todavía existen).
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