Paisaje del ombligo de la luna
Por Juan Pablo Picazo
Yuxtapuestos mil pueblos con sus lenguas,
hicieron el país en donde vivo,
donde te aman mientras más te menguas
y te dejas matar confiado aquivo.
Rebujados en buen papel moneda,
los criminales de palacio cantan,
somos los demás un solio de seda
donde se apoltronan y nos yantan.
Se aplauden y se citan los señores,
se prestan la horca y el cuchillo raudos
para ejemplar castigo de abacores.
Pagan el favor de todos los laudos
y se estiman bellos, grandes actores
aunque sabemos todos que son jaudos.
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