Arena negra

Invitación

Andrés Uribe Carvajal

¡Basta de viajes por unos meses!

Vamos a trabajar en tierra un rato, amigos ¿por favor me ayudan a compartir? Gracias.

Andrés Uribe Carvajal, cursos de guitarra La hormega

Foto: Andrés Uribe, La hormega, playa de Bermudas

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Del diario de a bordo

Andrés Uribe Carvajal

Hoy conocí una de los lugares más hermosos del planeta, cambié dólares por una especie de moneda mitad-inglesa mitad-gringa, vi los billetes más chulos, visite una playa hermosa con amigos geniales, me fui de aventón hasta la ciudad con un señor llamado Larry, tomé una copa de vino con una desconocida que nos indicó como llegar a un buen lugar, y al final se quedó con nosotros a cenar; en el transcurso de la plática, nos contó que estaba ahí de paso dando asesoría a maestros, también que era primer dan, y que su esposo tenía debajo de la cama espadas Samurai, porque sabía bien como usarlas, y que no creía en las otras armas.

Regresé en un autobús muy obscuro a un barco, toqué la guitarra… y aún le quedan unas horas a este día.

Que chingón los días así.

La vida es chida, sólo hay que tomarla.

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Una cruz contra el olvido

Andrés Uribe Carvajal

Cada semana hago recuento de las cosas bellas y terroríficas que me sucedieron, sólo para asegurarme de que estoy viviendo la vida, un poco más allá de la frivolidad, o del tedio.

La primera y quizás la más trascendental fue que iba caminando sobre Ávila Camacho y vi a un señor grande, agachado, cortando la hierba que había crecido sobre la pared, no lo había notado, pero la hierba cubría una cruz, de aquellas que indican que alguien había muerto ahí, de una manera inesperada y poco pacífica. Un accidente, de esos horribles. 


Después, se quedó ahí agachado rezando un poco, en medio de todo el tráfico, y de las labores corrientes, en medio de ese mar sin sentido. Estaba ahí ese hombre, devolviéndole un poco de dignidad y honor al que fue quizás su hermano, amigo, o padre.

Después, se levantó y siguió con el andar cotidiano.

Quizás sea un gesto mecánico, pero para mí tiene que ver con no olvidar, porque olvidar es la única forma de muerte.

Nunca había pensado en esas cruces, y no imaginaba que alguien apuntara en su calendario, «Hoy: cortar la hierba, visitar a mi hermano». Pero así era.

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Desencuentros

Andrés Uribe Carvajal

–Estoy enamorada de ti. Me dijo sin más.
–No digas tonterías, hemos sido amigos desde siempre.
–Lo sé, pero quería que lo supieras, y nada tiene que cambiar, es más, nada va a cambiar, sólo quería decirlo, como una necesidad del corazón.
¿Sabes? Esta vez, hubo algo diferente, te pude ver como otra persona, con la justa distancia para no caer en la intimidad de la amistad, que da por sentado, la simpatía y otras gentilezas.

–Ahora es complicado.

–Lo sé, e imposible para dos como nosotros, que salvaguardan el corazón en un cajón, o en el refugio de otra persona. Creo que queremos salvarnos, eso es todo.

¿Alguna vez te has preguntado cuantos amores o amigos no has dejado ir? Sólo por no tener el coraje necesario, o las coincidencia de los gestos que lo descubran?

Después caminamos y volvemos atrás en el tiempo y decimos; Esa persona hubiera sido una pareja perfecta, o a ese amigo no lo debí dejar ir… pero es tarde, porque estamos todos ciegos, y reconocemos las cosas después de verlas, de la misma manera que los hombres reconocen a los santos después de crucificarlos.

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Popularidad en los tiempos del like

Andrés Uribe Carvajal

Voy a aprovechar la lucidez del instante para compartirles este pensamiento. Cuando iba en la secundaria se puso muy de moda las pulseras amarillas de Lance Amstrong «LIVESTRONG» seguro ustedes las recuerdan, el objetivo de comprar esa pulsera, era apoyar causas que estaban relacionadas a la lucha contra el cáncer, y entre otras cosas en mi secundaria, ser popular. ¿Qué íbamos a saber?

Recuerdo que otra de las cosas que hacían a una persona popular era que fuera brillante en algo o que destacara por algún talento en particular. De hecho, en mi escuela el básquetbol era lo más importante, y todos admirábamos a Kobe, Jordan, Iverson, eran nuestros ejemplos.

El punto es, que nuestras figuras de popularidad estaban ligadas a un talento, ya fuera un ciclista, un cantante, o alguien que desarrollara una habilidad, que escondía dentro de si, años de esfuerzo.
Ahora, tengo la sensación de que la «popularidad» se está invirtiendo, la gente popular, ya no es la más preparada o talentosa, sino la que está dispuesta a hacer el ridículo por un poco de fama efímera e instantánea en las redes.

Satisfacción momentánea, seguidores, likes. ¿Y qué pasó con el talento and da skills? Supongo que no hay tiempo para eso. ¿Soy el único que siente esto?